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Pero yo, Miqueas, estoy lleno del poder de Dios. Por eso puedo afirmar que nuestro Dios es un Dios justo. También puedo acusar a los israelitas de ser un pueblo pecador y desobediente.

La derrota de Jerusalén

Dios dijo:

«¡Escúchenme ustedes,
jefes y gobernantes de Israel!
Ustedes rechazan la justicia,
y no respetan ninguna ley.
10 En Jerusalén y en mi templo
los crímenes y la violencia
son cosa de todos los días.

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